miércoles, 27 de marzo de 2013

Colores y espacios

En decoración, el color no sólo sirve para crear ambientes o marcar estilos. Su poder va mucho más allá. Utilizado con precisión en techos y paredes puede agrandar estancias, acortar pasillos y subir o bajar techos. Conozca las pautas generales para lograr los efectos más buscados.

Con unos sencillos trucos se pueden modificar visualmente, y sin grandes obras, las dimensiones de una casa. Esto es especialmente útil para viviendas en alquiler, dónde los cambios de estructura han de ser negociados con el propietario. Una inteligente utilización de los colores es una excelente alternativa al derribo de tabiques y a la modificación de los techos.

TECHOS

Bajar un techo
Hay un sencillo truco para que el techo parezca más bajo de lo que en realidad es, pintarlo de un tono ligeramente más oscuro que el de las paredes. Si la casa tiene el techo demasiado alto o la habitación es muy grande, este efecto se puede potenciar pintando la franja superior de las paredes (normalmente la moldura que une la pared con el techo) también en un tono más oscuro.

Subir un techo
Es el efecto inverso al ejemplo anterior. Pintando el techo en una tonalidad más clara que las paredes parecerá que el techo es más alto. Es muy importante que el contraste llegue hasta la misma unión entre pared y techo; en caso contrario, el efecto se perderá.

Vivir con techos abuhardillados
Si el techo bajo y curvado de la buhardilla provoca agobio, existe un método para reducir el efecto. Pintar o empapelar toda la estancia del mismo color (incluyendo techo y suelo) hace que se camufle en cierta medida la caída de este tipo de techos.

PASILLOS

Ensanchar un pasillo
Para ensanchar pasillos o cocinas estrechas existe un truco muy útil, pintar el espacio en colores pálidos. Azulejos, pintura, muebles o persianas, pintados en tonos blanquecinos, son elementos que al reflejarse la luz en ellos dotarán a la estancia de una mayor espaciosidad.

Acortar un pasillo
A veces, los pasillos parecen demasiado largos, provocando una cierta sensación de agobio. Si se pintan las paredes frontales de una tonalidad más oscura que la de las paredes laterales parecerá que el pasillo es más corto. Se trata de que los colores frontales sean más cálidos que los laterales.

Cambiar las dimensiones del pasillo
Puede ser que el pasillo parezca estrecho y largo. La mejor opción en ese caso es decorar toda la habitación en colores cálidos, pero el techo y el suelo en tonos más oscuros que las paredes. Así, se ganará en amplitud.


HABITACIONES

Hacer que una habitación perezca mayor
Pintando toda la estancia en colores claros se logrará una mayor percepción de espaciosidad. Los colores claros reflejan más la luz y logran una sensación de mayor amplitud y luminosidad.

Hacer que una habitación parezca menor
Si la estancia es tan grande que no parece acogedora, debe pintarse toda ella en colores cálidos que darán la impresión de que paredes y techos están más cercanos. Igualmente, suelo y techo en tonos más oscuros aún que las paredes intensificarán el efecto y añadirán definición.

Conseguir que una pared parezca más cercana o más lejana
Si una vez decorada toda la habitación sigue pareciendo que una pared queda alejada o “desconectada” del resto, lo mejor es pintarla de un color más oscuro. Del mismo modo, si lo que se quiere es ganar amplitud en esa zona de la habitación (por ejemplo, porque hay muchos muebles y parece excesiva la concentración) ha de pintarse en un tono más claro. A la hora de aplicar esta técnica hay que tener cuidado de no desentonar con el resto de la estancia.


PAUTAS GENERALES

El suelo oscuro hace que la habitación parezca de menor tamaño. Además, define los límites de la habitación y dirige la vista hacia abajo.

Lo colores fríos retroceden, es decir, un paño pintado en color frío y claro parece estar más lejos de lo que en realidad está.

Los colores oscuros y los cálidos se adelantan, es decir, un paño pintado en estos tonos parece estar más cerca, a menor distancia que lo que realmente se encuentra.

Muebles clásicos

Son algunos de los muebles que han marcado las pautas del diseño industrial de mobiliario y las bases de los diseños actuales. Ideados hace más de medio siglo, el tiempo no pasa por ellos, continúan vigentes y llenan las páginas de las revistas de muebles. ¿Sus méritos para mantenerse en la sociedad de lo efímero? Sus excelentes diseños: cómodos, funcionales y atractivos.



Chaise Longue B306 (Reeditada actualmente por Cassina)
Le Corbusier no sólo ha sido uno de los más grandes arquitectos de todos los tiempos, también es referencia obligada de los diseñadores de mobiliario industrial. Su estudio (en el que también participaban Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand) diseñó algunos de los muebles básicos para entender el mobiliario contemporáneo. El más destacado de ellos fue la Chaise Longue B306, diseñada en 1928 para ser producida por Thonet, que supuso un punto y aparte en el concepto del diseño de mobiliario por su comodidad, fabricación, materiales e innovación tecnológica.



Sillón Barcelona (Knoll, 1929)
Creada para la exposición universal de 1929, el sillón Barcelona propone la estructura en X, toda una innovación que la ha hecho pasar a la historia. Mies van der Rohe incorporó en su mobiliario la alta tecnología y la belleza, dentro de un refinado estilo. Tres cuartos de siglo más tarde, las sillas tubulares creadas en los años veinte junto a Marcel Breuer siguen siendo populares.

Mies fue también líder en el desarrollo del diseño de mobiliario industrial, donde desarrolló siempre nuevas ideas con espíritu de continua renovación, todo ello a pesar de que sólo diseñó muebles durante un corto período de tiempo (1927-1932).

Sillón 41 (Herman Miller y Artek, 1931)
Este diseño, realizado por el finlandés Alvar Aalto supuso un cambio de formas y de concepción en el diseño de mobiliario, revolucionando no sólo la estética, sino también la tecnología. Aalto, además de diseñar mobiliario, era un famoso arquitecto finlandés y un reconocido diseñador de cristal y lámparas. Desarrolló toda una serie de sillones en este estilo, pero el número 41 supuso la introducción del proceso que le hizo famoso: la lámina curvada de madera de abedul.

Silla Mariposa o BKF (Knoll, 1938)
Diseñada por el argentino Jorge Ferrari-Hardoy junto a sus colaboradores Antonio Bonet y Juan Kurchan, impone un cambio desde el mismo momento de su concepción. El peso recae sobre una leve estructura de acero y el cuerpo de la silla se basa en una pieza de cuero. Ferrari-Hardoy tomó muchas de sus ideas de su estancia en el gabinete de Le Corbusier en París y realizó en la cumbre de su carrera esta silla, una de las más copiadas con el transcurso de los años.

Mesa Noguchi (Herman Miller, 1941)
Isamu Noguchi condujo a las mesas al diseño contemporáneo en 1944. Ese año, la aparición de la mesa de café Noguchi marcó un cambio en el estilo del mobiliario. Esta mesa baja sólo tiene dos componentes: madera y cristal. Es una declaración de intenciones: nada que esconder pero mucho que mostrar. Noguchi solía decir: “Todo es escultura”. Eso es la mesa de café. Una pequeña base en dos piezas cruzadas sostiene una forma redondeada de cristal que hace de tablero. Una idea original para una mesa revolucionaria.

Sillas DCW (Vitra y Herman Miller, 1946)
Los norteamericanos Charles y Ray Eames (también famosos por su Ottoman Lounge Chair) dieron una nueva visión al sistema de producción de muebles industriales. Cómodos, duraderos, rápidos de producir y, a partir de su silla de madera contrachapada, baratos. El modelo DCW es de una simpleza que conquista, y más cuando se ha usado alguna vez. Al mirar las actuales sillas de oficina se aprecia sin duda su influencia. No le sobra nada, pero por supuesto, tampoco le falta.

Silla Hormiga (Fritz Hansen, 1952)
Arne Jakobsen era, además de diseñador de muebles, fabricante y arquitecto. Todo ello se aprecia en las líneas de su silla hormiga. Economiza recursos dando la mayor comodidad y el mejor diseño con el menor número de elementos (tres patas, asiento y respaldo). Sobre las nueve capas de madera, dos capas de algodón hacen que el descanso sea completo. Fue tal su éxito que se realizaron varias series distintas a pesar de su elevado precio.

Silla Apilable Panton Classic (Vitra, 1959)
La década de los cincuenta se cerraba con una nueva idea en el mobiliario. Verner Panton había descubierto un nuevo sistema de almacenamiento de sillas en poco espacio. Es seguro que este danés tiene otros diseños más atractivos (la silla corazón, por ejemplo), pero es imposible que nadie encuentre una silla más útil. Su estructura y su material (plástico inyectado) hacen que puedan apilarse múltiples sillas, una encima de la otra, ocupando el lugar de una sola. Con sus ideas se cierra un ciclo, introduciendo nuevos materiales y tecnologías que cambiarían el mundo del diseño industrial de mobiliario.